Asunción - Paraguay-

Me encontraba del otro lado del Río Pilcomayo, mirando desde el otro lado. Enfrente estaba mi país, tan cercano y a la vez tan lejos…
Asunción del Paraguay no tendrá el glamour de las grandes ciudades pero lo que no tiene de glamour lo tiene de diversidad. Una mezcla armoniosa del mundo occidental y de la tradición cultural originaria que se ve reflejado en los pequeños detalles.
Susurros en guarañol (mezcla del guaraní y el español, también llamado Yopará) se escuchan en cada rinconcito de sus calles.
Las tejas de un rojo intenso similar al color de las calles de tierra que recorren los suburbios unifican la vista. Tampoco faltan los verdes y floridos jardines que siguen esbozando ese Paraguay frondoso pintado de verde.
El intenso calor del día, solo puede ser alejado con una buena dosis de tereré bien frío en la entrada o el pasillo de las casas que reúnen a las familias cada tarde, desde los más ancianos hasta los jóvenes mientras esperan la caída de la noche. Es que en este lugar la unidad de cada familia es el valor esencial. Incluso tuve la oportunidad de estar en el cumpleaños número 89 de una señora muy amable y fue ahí que entendí lo que significa esto de “valor familiar” esta alegría y esa diversión con anécdotas de un pasado no tan lejano porque se puede ver en sus sonrisas.
El día concluyó con el baile de una polca paraguaya y un asadito “al estilo paraguayo” (que no se si es mejor o peor de los que estoy acostumbrado pero si lo comí con muchas ansias).
Yo era un extraño, un Kurepa, como le dicen a los argentinos (traducido al español significaría “Piel de cerdo”) sin embargo en esa comida por un instante fui parte de la familia y me lo hacían saber con una sonrisa.

Calles de Asunción

Barrio "Chacarita"

Costanera de Asunción