Villa María, Córdoba -Argentina-

Y bueno, hacía mucho que no escribía algo en mi querido blog. La verdad que con los estudios en la universidad, con los problemas y el quilombo hogareño de todos los días es difícil mantener constancia en esto.Pero bueno, para terminar un poco con esta sequía de posteos comenzaré diciendo que me largué a la ruta nuevamente, esta vez me acompañaban mi amiga "sanisidriense" (o de Boulogne, como a ella más le guste) Marianela, o Marian, o Maryan, o María Ángeles, o "La Carla" quién sabe cual de todas sus personalidades me acompañó!!!! Y, como siempre otros amigos del camino.Empezamos en el peaje de Pacheco (la verdad es la primera vez que hacía dedo ahí) y fue un buen comienzo porque apenas estuvimos parados dos minutos y un camionero que estaba estacionado al costado del camino nos pregunta para donde íbamos.Como siempre nuestra respuesta fue "no se, ¿a donde vas vos maestro?", a lo que el camionero responde "me voy a Yacuíba, Bolivia". BOLIVIA!!!!!!!!!!!! noooooooo por favor!!!!!!!!, solo teníamos tres días para viajar y no pudimos hacer otra cosa más que decirle que si, pero sabiendo que ni en pedo nuestro destino sería Bolivia, necesitábamos un lugarcito más cercano, sino nos olvidábamos de la universidad y de cualquier posibilidad de meter alguna materia este año.Bueno, la cuestión es que luego de un paso fugaz por Sunchales (Prov. de Santa Fe), terminamos en Villa María (Prov. de Córdoba), una pintoresca ciudad del sur cordobés, muy linda realmente y a orillas del Río Tercero.Lo que realmente nos impresionó del lugar fue algo que jamás me había pasado. Al parecer en ese lugar hay una especie de "universo paralelo" donde uno dice algo y la gente se lo toma al revés o no se!!!!Por empezar nos indicaron donde quedaba el camping, algunos decían de un lado del río, cruzando el puente, otros decían del otro lado del río, pero lo único real fue que luego de cuatro idas y vueltas por el puente, nunca encontramos el puto camping y la mejor opción fue como siempre un lugarcito verde afuera de una estación de servicio.En segundo lugar pasó otra cosa muy loca porque ningún taxi nos paraba. Entiendo que seamos mochileros y medios lúmpenes, pero por qué no nos querían parar realmente es un misterio. Hasta que un alma caritativa, un tachero nos levantó y le preguntamos el por que de la cuestión. "Y bue, la gente de acá es muy desconfiada de los extraños, incluso los taxistas no los paran", nos comentó en una charla distendida. A todo esto yo tenía una calentura que volaba, porque era la primera vez que me pasó algo así. Pero bueno, nos vieron cara de chorros, esa es la realidad, cuak!Igualmente pese a estos traspiés el viaje resultó increíble y Córdoba es una provincia mágica con unos lugares realmente increíbles y sinceramente vale la pena visitarlo.Yo por lo pronto vuelvo a casita a organizar mi próximo destino... quien sabe que es lo que me espera en latitudes más alejadas.