Merlo, San Luis -Argentina-

El viaje empezó en el peaje de Lima, cerca de zárate casi, casi saliendo de la Provincia de Buenos Aires. Junto con mis amigas colombianas Adri, Lau y Diana nos preparamos para salir a, quien sabe donde.
La idea era llegar a Córdoba, pero por lo visto el destino nos quiso en otra parte del país y caímos en San Luís, una provincia que no conocía, que me parecía extraña y de la que realmente tenía poca información.
Después de un agotador viaje en tren desde La Plata, pasando por Buenos Aires, hasta llegar a Zárate nos quedamos en el peaje y no sabíamos muy bien que onda, que era lo que iba a pasar ahí. Por las dudas decidimos dividirnos en dos y juntarnos en las afueras de Rosario, cada uno llevaba sus respectivos celulares y cada uno tenía su "biblia" (el atlas de ruta que siempre te salva la vida).
Creo que debió ser el dedo más corto de mi vida, porque apenas nos separamos, no pasaron ni 2 minutos y a Adri y Lau las para un camión que las llevó hasta Rosario y al instante nos para otro camión a Diana y a mi, que también nos dejó en las puertas de Rosario.
Después de juntarnos allá nos levantó una camioneta con patente chilena que iba directo a Viña del Mar, ¡Si Viña! pero finalmente decidimos bajarnos en Villa Mercedes (San Luís) porque no teníamos los papeles necesarios para entrar al país trasandino.
Después de pasar una noche en Villa Mercedes nos dirigimos rápido a Merlo. ¡Puff! que paisaje más hermoso, nunca me hubiera imaginado un lugar tan agradable y tan cálido, su gente, sus colores, sus paisajes, todo tiene un toque especial.
Recorrimos las cascadas y los saltos que pasan muy cercano al límite con Córdoba, allá por las sierras...
La carpa no nos aguantó demasiado, porque una tormenta con viento, con agua, con soretes de punta y demás nos volteó la linda carpita iglú. Así que optamos por ir a una cabaña, y creo que fue la mejor inversión que pudimos haber hecho. Pese al clima la pasamos genial, mucha joda, caminatas, damajuanas de vino y por sobre todo amistad.
A la vuelta ya estábamos demasiados cansados, destruidos y agotados como para seguir con el dedo, por lo que nos tomamos el primer bus de Merlo a Buenos Aires y fue así como terminó nuestra pequeña aventura.
Chicas disculpen si soy demasiado hinchapelota, es lo que hay, espero que lo hallan disfrutado y que guarden en su corazón algo de ese viaje.